sábado, septiembre 18, 2004

tobaco

Nos amamos uno al otro tanto que a veces duele, incluso cuando estamos cerca. Yo quería ser ella y ella quería ser yo.
El sexo nunca se sintió completo, y después hablábamos descuidadamente de asuntos fáciles para evitar discutir la dolencia que nos golpea a ambos.
Dejamos escurrir sangre en pocillos de café, luego nos vendamos y nos fuimos a la cama. Vimos diferentes constelaciones.
Al otro día la sangre en los pocillos estaba seca y mohosa.
Cuando estabamos abatidos y separados nos retirábamos al baño y lloriqueábamos.Oh mi querida, seguimos y seguimos.
Nuestra sangre estaba siempre allí, roja y viscosa, requemada almagre y empolvada.Terminó mal? Fuimos demasiado lejos?El tiempo simplemente nos aburrió con su lento desgaste?No tengo respuestas para ninguna de esas preguntas.
Pero ahora, sentado aquí en la cocina, admito que le tengo miedo al cuchillo.Estamos viviendo tan felizmente como tú lo estás?

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