Desesperada cuando la despeinada sabana te prometía
en un momento rebanar la sonrisa que buscabas,
aun en la brizna de las plastificadas esperanzas
tus ideas oxidas por las lagrimas ajenas mostraban la idiotez que un afloraba debajo de las piedras recogidas, y entonces la risa burlona desprendía la lengua invernada, que como diario desfiguraba las palabras aun vírgenes de la ausente calma, las abrasables salivas llegaran pronto.
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